miércoles, 12 de febrero de 2014

Yo racista

A la mujer llámenle mujer, al hombre, hombre; al blanco llámenle blanco, al negro, negro; al gordo, gordo; al flaco, flaco; al estúpido díganle estúpido; al sabio, sabio; al inteligente, inteligente; al asiático lo que es, al que le toca lo que le toca, etc., terminemos con esta sociedad de cobardes que no soportan escuchar la verdad y que día a día desean prohibir palabras, tratando de ocultar las evidencias tras lo que van nombrando a conveniencia como "falta de respeto". Falta de respeto es no decir la verdad, y claro, la verdad siempre debe ser dicha como merece, con respeto. 


No hay nada de malo haber nacido como nacimos, homosexuales, heterosexuales, bisexuales, negros, amarillos, blancos, con mucho cabello o ir perdiéndolo, lo malo es dejar que la gente no se acepte como es... Simplemente gente diferente, porque todos lo somos. Malo es (por ejemplo) ser hombre, operado para parecer mujer y negarse hombre con preferencias individuales, propias. Malo es olvidar o negar lo que uno es, malo es aparentar. No hay nada de malo en que individuos decidan hacer con su cuerpo lo que ellos decidan, nadie tiene derecho sobre su piel, huesos, entrañas e ideas más que el individuo mismo, tampoco tiene nada de malo pedir que se nos llame de "x" manera, pero negar lo que somos y la carga genética, eso sí es malo.


Soy racista porque distingo razas, porque las habemos, y las habemos porque existimos varias. Negarlo es faltarle el respeto a la especie humana. 


Molesta que no se entienda que independientemente de raza, preferencia sexual, género, religión y/o creencias, apariencia y descendencia, todos tenemos los mismos derechos.


De tal modo que, aunque la verdad incomode, y que a todos nos pueda pasar, ocultarla y negarla es una falta a los derechos humanos, como falta es tratar de impedir, o impedir que se llame a alguien por lo que es.


DBCI

C.D.L.P. 12/02/14

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