sábado, 25 de junio de 2011

Huesos rotos

Me duelen los huesos, ahora quebrados, todos, a causa del muro de piedra maciza con el que choco día tras día, el mismo muro que busco para no toparme con él.

Estoy cansado de escribir palabras que nada más yo entiendo, cansado de escribir lógicamente y que la lógica sea únicamente mía. Estoy cansado de satisfacer a la insatisfacción y de que el viento ahora lleve todo lo que quiero en otra dirección.

Tal parece que nadie será para nadie. Tal parece que el animal irracional ganó. Tal parece que la pareja se desintegra y que el futuro nunca llegará, quizá ese sea el camino del hombre que escribe.

Me duelen los huesos, ahora rotos, todos, porque al caminar por el camino que creo correcto caigo siempre en el mismo hueco que no permite que mis palabras se escuchen en el exterior y cuando lo permite... El eco las distorsiona.

Me duelen las plantas de los pies por caminar mucho tiempo en sueños llenos de rosas, a las que sin darme cuenta nunca les quité las espinas.

Mis huesos están rotos, mis neuronas muriendo, mis ojos nublados y...
Tus oídos sordos.

No tengo más esperanza que la que se esfumará al terminar de escribir, la que justo ahora se ha ido.


Danny
C.D.L.P.
25/junio/2011

sábado, 11 de junio de 2011

Sabor a Sal.



Y así pasan los días cuando camino tan lento, lento,
y caminan las horas, cuando agotado, me siento sobre mis sueños, lento.
Las olas del mar ahogan mi garganta y no queda otra cosa que sabor a sal.

Espero tus palabras como el viento espera levantar polvo,
espero como espera el moribundo el perdón de Dios,
espero como aquel que espera en la estación del tren;
Con un ramo de flores, con un abrazo listo...
Con temor mientras la duda estruja su corazón.

Que las venas del olvido se borren a través del paso de los recuerdos,
en donde se guardarán mis palabras y mi mirada para hacerte sentirme a tu lado,
que las venas del olvido estallen derramando todo aquello que jamás recordarías...
De no ser porque yo te pensaré siempre.

La vida del iluso dura poco,
iluso debo ser, pues no me queda más tiempo que ese, poco.
Iluso debo ser pues aún creo que el tiempo será amable conmigo,
tan amable que me me dejará leer tus palabras,
tan amable que me dejará escuchar tu voz,
tan amable que me dejará morder tus labios,
saborear durante la vida entera, tu lengua entera.

Tan iluso debo ser que alucino tu cuerpo deseándome,
transpirando un furioso apetito por mi,
tu cuerpo imaginándome mientras humedezco con mis besos tus senos,
tu cuerpo deseando que mis brazos envuelvan tu cadera,
que mis movimientos te eleven al mismo cielo…
Donde los ángeles desearán ser yo.

Iluso debo ser, pues aún ahora creo que me sueñas.

Campanas llaman mi atención,
repicando de algún modo tu nombre,
obligándome a buscarte,
no hay otra cosa que el deseo de lo que jamás será,
y las palomas, asustadas, alzando el vuelo llevándose con ellas un poco de mi esperanza.

La noche llega y me siento en ella,
descansando en su obscuridad para sumirme en un pensamiento que lleva tu nombre,
la misma noche me coloca una almohada que parece una nube,
pero sólo son mis risas dirigiéndose a la nada.

Díganme todas las moscas... ¿cómo es no saber que morirás?
Díganme todos los enamorados... ¿cómo es no saber que te lastimarán?
Díganme, ustedes los peces... ¿Cuánto cuesta acostumbrarse al sabor a sal?

Danny
C.D.L.P.
11Jun2011