martes, 28 de junio de 2022

¿Deconstruirse en pos del feminismo?

 

 


 

¿Deconstruirse en pos del feminismo?

 


Esa pregunta ha rodado en mi cabeza hace, por lo menos, tres años ya, y hoy más que antes, las dudas son más complicadas de responder, pero no es de mi interés documentarlas en este ensayo argumentativo. Después de haber visto un programa que trató sobre las feministas mexicanas, en el canal 14 de televisión abierta (México), me sentí inspirado para desarrollar este resumen y conformarme con la siguiente, ¿deconstruirse en favor del feminismo?

 

Conozco gente que presume públicamente que está deconstruyéndose[1], sin embargo, más en lo íntimo de su actuar cotidiano respecto a un “círculo” social demuestran que en realidad hacen todo lo contrario. Puedo responder desde ahora que no quiero deconstruirme si ello significa tener que tomar partido en alguna de las corrientes feministas que más adelante se leerán, tampoco si no hay algo plenamente definido y mucho menos por formar parte de la sociedad hipócrita que exclama ser algo que realmente no es (por desconocimiento o por desinterés o incompatibilidad moral).

 

Este compendio de corrientes feministas fue obtenido de las fuentes de las que se hace referencia dentro del texto, para lo cual -después de leer cada artículo, página y/o concepto de cada una da las diferentes corrientes del feminismo- me tomé la libertad de corregir el estilo de todos los fragmentos de las fuentes citadas y, en algunos casos también la ortografía. Pido que los autores puedan disculpar este atrevimiento, asiento también que en ningún caso he modificado el contenido ni significados y/o intenciones de los textos originales.

 

No pretendo de ninguna manera obtener crédito por nada de lo que se leerá en los párrafos siguientes, todo es obra de los autores mencionados (o no) en los hipertextos, excepto por la muy breve conclusión, que agregaré al final de este documento.

 


Definiciones y características generales de las diferentes corrientes feministas.

 

Feminismo transfóbico: «El Feminismo Radical Trans Excluyente (TERF por sus siglas en inglés) tiene su origen en los años 70 y se expande tanto en ideas como en integrantes y geografía hasta llegar a nuestros días, en donde las posturas terf, abiertamente transfóbicas, son defendidas por algunas feministas mexicanas.

 

Este feminismo se caracteriza por rechazar a las personas trans y por buscar la exclusión de mujeres trans de espacios feministas y, en otros momentos de la historia, dichas feministas han demandado a los gobiernos, como en Estados Unidos, que se retire la atención médica y legal a las personas trans.»

 

Desde: https://www.laizquierdadiario.com/Que-es-el-feminismo-TERF-el-feminismo-transfobico

 

Feminismo abolicionista: «El feminismo abolicionista en sus inicios luchaba por la abolición de la prostitución y de la pornografía, la situación mundial nos obligó a añadir el alquiler de vientres, o sea abolir la explotación sexual y reproductiva de las mujeres.  Sin embargo, los intentos de la ideología de las identidades que intenta borrar al sujeto político del feminismo, las mujeres, nos ha obligado a incluir en nuestra agenda la abolición del género.»

 

Desde: https://tribunafeminista.elplural.com/2020/05/el-feminismo-abolicionista/

 

Transfeminismo: «Decir la palabra feminismos no es un acto sencillo. Decir feminismos es hablar de múltiples corrientes, perspectivas históricas, estrategias situadas, localizaciones, experiencias encarnadas y visiones del mundo a nivel político y personal que no pueden asirse ni estandarizarse en una versión definitiva.

 

El transfeminismo tiene como principal objetivo repolitizar y “des-esencializar” a los movimientos feministas hegemónicos, en contraofensiva al discurso gubernamental y de las ONGs que capturan y estandarizan el lenguaje de los feminismos y lo usan como estrategia de desactivación política de los movimientos feministas, reduciéndolos a una crítica ortopédica que es reapropiada por los circuitos del mercado y el estado neoliberal a través del purplewashing.

 

El llamado desde los transfeminismos es a realizar una autocrítica que no dejará fuera, como sujetxs del feminismo, a aquellxs que están fuera del círculo de la definición social de la mujer aceptable; esxs entre nosotrxs que son pobres, que son lesbianas, que son negrxs, que son adultas mayores, que son de comunidades originarias, que son trans, que no participan del canon estético occidental, que tienen diversidad funcional, que son refugiadxs, migrantxs, indocumentadxs, precarixs, que hablan en lenguas… es decir, todas esas subjetividades ausentes que, justamente por las intersecciones y violencias que las atraviesan, participan de las consecuencias físicas, psicológicas y mediales traídas por la creciente globalización de la violencia explícita, sangrienta, morbosa; en otras palabras, la violencia gore que tiene efectos reales sobre los cuerpos, generalmente feminizados.»

 

Desde: https://inspiracambio.org/genero/que-es-el-transfeminismo/

 

Ecofeminismo: «La doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y Titular de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valladolid, Alicia Puleo, pensadora ecofeminista, explicó que “el objetivo más profundo de la filosofía ecofeminista es una redefinición del ser humano que implica una redefinición de los demás seres vivos para habitar más pacíficamente la Tierra”.

 

Para Puleo, el ecofeminismo es el encuentro entre el feminismo y el ecologismo. El feminismo tiene una trayectoria mucho más extensa que la del ecologismo, ya que puede hablarse de teoría feminista -aunque no se denominara así- desde finales del siglo XVII y de movimiento organizado desde la creación del sufragismo en 1848”, argumentó Puleo.

Sin embargo, en el último tercio del siglo XX, “el renacer del feminismo se dio paralelamente al surgir el ecologismo y ambos fueron considerados por algunos estudiosos de las ciencias sociales como nuevos movimientos sociales en tanto que no planteaban reivindicaciones económicas, sino del orden de la calidad de vida como, por ejemplo, un medio ambiente menos contaminado o relaciones personales menos jerárquicos”, subrayó la filósofa.

 

“El papel de la mujer varía según en el ámbito en el que se encuentren. No es lo mismo ser una mujer rural que una mujer urbana, por eso hay muchas maneras de posicionarse según los contextos en el que se encuentre cada una o la formación que posea.”

Wangari Maathai (1940-2011-Kenia)»

 

Desde: https://www.efeverde.com/noticias/ecofeminismo-movimiento-mujer-cuidado-naturaleza/

 

Feminismo separatista (separatismo feminista): «Todas las feministas, y muchas mujeres, son ya separatistas en un grado mayor o menor. Es irracional el temor o rechazo que causa en algunas feministas el separatismo, mientras ellas mismas lo son sin saberlo al parecer, y es abrazado y explorado por muchas de las teóricas y luchadoras feministas más inspiradoras y profundas.

 

El separatismo feminista es la separación en grados diversos de los varones y de sus instituciones, de relaciones, roles y actividades que están definidos por varones, dominados por varones, y que actúan en beneficio de los varones. El separatismo feminista es negarte a mantener de algún modo los privilegios y el poder masculino.»

 

Desde: https://www.legisver.gob.mx/equidadNotas/publicacionLXIII/Qu%C3%A9%20es%20el%20separatismo%20feminista_%20-%20Kalinda%20Mar%C3%ADn%20-%20Medium.pdf

 

Feminismo interseccional: «Actualmente, el concepto de interseccionalidad es clave en el entendimiento del movimiento feminista contemporáneo.

 

La definición de feminismo interseccional es aquel que reconoce que no existe un solo eje de opresión, el género, que tenga que ser tenido en cuenta en la teoría y la práctica del movimiento feminista, lo que sería feminismo transversal, que omite las opresiones y defiende la categoría mujer como unitaria y abstracta.

 

Más bien, el feminismo interseccional reconoce y defiende que existen múltiples ejes de discriminación entrecruzados. Este feminismo es el que rompe con la universalidad de la experiencia de mujer y es construido por la diversidad de mujeres y sus experiencias y luchas. Por lo tanto, el feminismo interseccional no se basa en la premisa de unificar la identidad y buscar los intereses compartidos por todas las mujeres, si no que surge a raíz de reconocer las distintas necesidades y experiencias de todas las mujeres, y defiende las alianzas como base de la organización colectiva del movimiento.»

 

Desde: https://www.psicologia-online.com/feminismo-interseccional-que-es-tipos-libros-y-frases-4679.html#anchor_1

 

Feminismo radical: «De un lado, los sectores antifeministas atribuyen a esta corriente el afán de subyugar a los hombres. De otro lado, autodenominadas «radfem» tergiversan a las autoras de referencia para excluir a las mujeres trans.

 

El feminismo radical aparece inmerso en los movimientos sociales de los años 60 como el de los derechos civiles, el nuevo movimiento de izquierda y el movimiento contra la guerra de Vietnam. Mujeres que en su activismo político habían sido relegadas a un papel secundario se armaron de las herramientas del materialismo dialéctico concluyendo que la raíz y madre de todas las opresiones era el sexo-género.

 

Pero lo más rompedor que planteaba (el feminismo radical) fue la crítica a un feminismo liberal que se contentaba con la igualdad formal, sin ahondar en las relaciones de poder. Para las radicales, debía hacerse un análisis político allí donde se manifestará el poder, y no solamente en el ámbito privado sino en el público. De ahí la consigna “lo personal es político”, que rompe la dicotomía liberal entre las esferas privada y pública.

El feminismo radical es un gran incomprendido, y también en el seno del propio feminismo. Ya no solo los prejuicios machistas, sino las malinterpretaciones transfobias, dificultan el acercamiento de jóvenes a cuestiones sobre la sexualidad, la prostitución, la cultura de la violación y el poder que les ayudaría a despejar muchas incógnitas respecto a su opresión. Sólo una acción divulgativa eficaz, así como la total condena de las tergiversaciones malintencionadas y de la violencia transmisógina, será capaz de amortiguar el estigma con el que carga el feminismo radical, y además resultará imprescindible para construir un movimiento feminista con potencial revolucionario que no dé cabida a discursos de odio.

 

Es una cuestión de urgencia la construcción de un abolicionismo que se declare explícitamente como inclusivo en el que las mujeres trans y sus aliadas podamos trabajar de manera segura ahora que el feminismo comienza a emerger.»

 

Desde: https://www.pikaramagazine.com/2019/03/feminismo-radical-incomprendido/

 

Feminismo marxista: «El feminismo erigido como praxis dirigida a conseguir la liberación de las mujeres de toda forma de opresión – y no sólo destinado a producir teorías abstractas de dudoso interés práctico – ha tenido la necesidad de dialogar con el marxismo, si bien la fluidez del debate y su conexión ha variado dependiendo de las diferentes épocas y de las diversas corrientes de pensamiento.

 

Si bien la obra de Simone de Beauvoir sacude desde el punto de vista de la liberación de las mujeres la autocomplacencia de un capitalismo imperialista que proporciona niveles de vida relativamente altos a la clase obrera del centro del sistema, no llega a vincular emancipación de las mujeres y revolución social.»

 

Desde: https://kolectivoporoto.cl/wp-content/uploads/2015/11/Maestro-Angeles-Feminismo-Marxista.pdf

 

Continuación sobre el feminismo marxista: «La tradición marxista asume, desde sus orígenes, con los escritos de Karl Marx y Friedrich Engels, la lucha por la liberación de la mujer. Ya desde el “Manifiesto Comunista”, Marx y Engels argumentaron como la clase dominante oprime a las mujeres, relegándolas a “ciudadanas de segunda clase” en la sociedad y dentro de la familia: “el burgués ve en su mujer un mero instrumento de producción..., no sospecha siquiera que el verdadero objetivo que perseguimos [los comunistas] es el de acabar con esa situación de las mujeres como mero instrumento de producción”.

 

Además, la verdad es que el feminismo es un movimiento amplio y multifacético, con tendencias muy diferentes y con bases teóricas también muy diversas. Construir un “modelo de paja” con el feminismo, basándolo en sus formas más burguesas, para luego tumbarlo y finalmente pensar que ya hemos hecho nuestro trabajo intelectual, hace un flaco servicio a la lucha contra la opresión de las mujeres. Hay importantes debates entre las feministas a los que hemos permanecido ignorantes en gran parte y que pueden jugar un gran papel para avanzar en nuestra comprensión tanto de la opresión de las mujeres como del marxismo mismo.

 

Mismo artículo, sobre el feminismo burgués: No estoy planteando aquí que debamos abrazar, por igual y sin posición crítica, todas las tendencias del feminismo. De hecho, hay un ala específica a la que debemos tratar con hostilidad abierta: el feminismo burgués o de clase media. Las mujeres de la clase dominante y de la clase media se enfrentan a la opresión, pero eso no significa que podamos confiar en que puedan seguir una estrategia que las lleve a abordar el sufrimiento de la vasta mayoría de las mujeres que están en la clase obrera.

 

Mismo artículo, sobre el segregacionismo: Hay una segunda corriente del feminismo que los marxistas y las feministas socialistas deben rechazar de plano, aunque desde los años 70 no se haya destacado: el segregacionismo, que insiste en que todos los hombres de la clase obrera comparten con todos los hombres de la clase dominante el sistema de patriarcado que oprime a las mujeres. En contraste con el uso actual del término patriarcado, que se limita a describir un sistema sexista, el segregacionismo priorizó la opresión de las mujeres sobre todas las demás formas de opresión, incluido el racismo.»  

 

Desde: https://www.legisver.gob.mx/equidadNotas/publicacionLXIII/Sharon%20Smith%20-%20Marxismo,%20Feminismo%20y%20Liberaci%C3%B3n%20de%20la%20Mujer.pdf

 

Feminismo de la igualdad: «El feminismo de la igualdad o feminismo ilustrado denuncia las diferencias de género como construcciones de la razón patriarcal. Esta razón asigna espacios a las mujeres desde valores considerados esencialmente femeninos, contrapuestos a los valores masculinos analogados con el genérico humano. No se toma en cuenta que es el mismo hombre quien ha inventado las diferencias y se acepta como “lógica” esta construcción patriarcal.

 

El feminismo de la igualdad formula una igualdad real de libertades, porque si los sexos son diferentes, es obvia la diversidad entre los seres humanos, sin que esto implique la desigualdad. La igualdad es una idea normativa, por consiguiente, es un valor. La igualdad se construye y se valora como pertinente al constatar la importancia de su aplicabilidad en la vida de las mujeres.

 

Precisamente, el feminismo ilustrado parte de la crítica de la supuesta universalidad y los presupuestos patriarcales ilustrados. Esa falsa universalidad convoca a las feministas a la desmitificación del sujeto masculino de la razón, y para eso utiliza la capacidad crítica de distanciamiento, de objetivación y de redefinición de los discursos hegemónicos.

 

Por consiguiente, el feminismo de la igualdad define a la mujer como un constructo sociocultural producto de la educación, y no una diferencia que haya que afirmar como valor, como es el caso del feminismo de la diferencia. En palabras de Tommasi, “no hay una especificidad femenina que valorar, hay solo una desigualdad que superar respecto al hombre, una inmanencia que debe cambiarse en trascendencia”

 

Por último, Amorós declara que la ética feminista “se plantea ante todo como crítica de la ética. No puede ser sino la denuncia de la ficción de la universalidad que se encuentra como presupuesto ideológico en la base de las distintas éticas que se han propuesto a través de la historia” (1991: 116).

 

De esta manera, a la ética feminista le corresponde la elaboración de un nuevo concepto de universalidad y la apertura del estatuto de sujetos para las mujeres. Esta universalidad no significa la creación de un sujeto único, patrón de todos los demás, sino de un sujeto capaz de reflexionar acerca de lo que le rodea y criticar las bases de todos los discursos para “alterarlos creativamente” (Amorós, 1997:359) y promover la autonomía más que la heterodesignación.»

 

Desde: https://www.redalyc.org/pdf/4678/467847230006.pdf

 

Feminismo de la diferencia: «Las feministas de la igualdad contaban con abundantes fuentes en las que beber; a las de la diferencia nos gustaba más el vino. De hecho, estábamos permanentemente embriagadas de entusiasmo.

 

No íbamos a permitir que nos aguaran la fiesta. Mejor, las fiestas. Había que celebrar la vida y la celebramos. Y eso marca. Desde la Ilustración, el tema de la igualdad estaba sobre el tapete. Ellas tenían abundante letra escrita para teorizar y reinterpretar. Y no digamos con la aportación de las teorías socialistas, sin olvidar a Simone de Beauvoir y su tema del Sujeto.

 

Nosotras, las de la diferencia, nos encontramos con un panorama que planteaba la crisis del sujeto y prefiguraba la posmodernidad. Nuestros lagares rebosaban incertidumbre y cuestionamientos sin cuento. Todo era nuevo porque partíamos de lo que se estaba pensando al hilo de la propia época. Las teorías de la emancipación nos importaban un bledo porque no creíamos en ellas. No queríamos ser mujeres emancipadas. Queríamos ser mujeres libres porque sí, por derecho propio, y así íbamos viviendo todos “simulacros” de la libertad, todas las osadías del atreverse, todas las explosiones de la dicha.

 

Así pues, el alimento teórico del movimiento en sus dos versiones era distinto. El de la igualdad más académico y ortodoxo; el nuestro más underground y herético. Y eso también marca.

 

No podemos olvidar que muchas de las feministas de la igualdad pertenecían o provenían de partidos políticos de la izquierda. Su monotema en todo congreso, conferencia o mesa redonda que se preciara era “Mujer y lucha de clases”. Pensaban que una vez realizada la revolución socialista sólo era cuestión de meter en el programa las “reivindicaciones feministas” y listo: puros ajustes logísticos. Primero fueron marxistas, luego socialistas, después socialdemócratas y ahora progresistas, que debe ser algo así como “ilustradas”.

 

Las de la diferencia éramos más bien ácratas, de tendencia un poco hippy, radicales, despelotadas, que todo hay que decirlo. Hoy, después de la caída del muro de Berlín, las de la igualdad, para no quedarse huérfanas, supongo que habrán cambiado a los barbudos Marx y Engels por los empelucados revolucionarios parisinos del XVIII. Nosotras nunca tuvimos padres, y nuestras madres quién sabe cómo andarán. Pero las seguimos amando.

 

Las de la diferencia hemos soñado voluptuosamente con “un paraíso perdido” en el que comernos todas las manzanas prohibidas. La igualdad sigue su camino consiguiendo leyes y normativas que van mejorando la vida de las mujeres, sin duda. Son logros más vistosos que, a veces, hasta salen en los periódicos o en las noticias de la tele, sobre todo si se refieren a temas morbosos, como la violencia doméstica o las violaciones. Es, por lo visto, cuando existimos.

 

Las de la diferencia, sin saberlo, se han multiplicado como hongos y van plantando sus semillas en multitud de pequeños espacios en los que se sigue buscando, no sólo el cambio de las estructuras y los derechos básicos, sino también el cambio de las mujeres.»

 

Desde: https://xenero.webs.uvigo.es/profesorado/purificacion_mayobre/feminismo.pdf

 

Feminismo factual (o científico): «El feminismo factual sostiene que la evolución de millones de años ha desembocado en conductas específicas. Por ejemplo, las mujeres han aprendido a ser mucho más selectivas en comparación a los hombres que son más impulsivos, lo que llevaría a una relación de géneros donde el hombre tiende a insistir más, sin medir consecuencias versus la mesura de una mujer que analiza mejor las cosas. 

 

La psicología evolutiva nos ayuda a entender aspectos de la cultura actual, pero no pretende que, por tener una base biológica, se tengan que aceptar hechos que en nuestro contexto actual resultan injustificables.

 

Podemos decir que el feminismo factual ayuda a entender las diferencias entre hombres y mujeres y continuar luchando por los derechos de la mujer teniendo en cuenta las virtudes y limitaciones que, por años se han creado, pero con el fin de atacar esas conductas para luchar por el mismo objetivo.»

 

Desde https://todaspodemos.com/que-es-el-feminismo-factual-o-cientifico/

 

Continuación de feminismo científico: «Se trata de una corriente de pensamiento proveniente principalmente de Estados Unidos y Canadá que aboga por un feminismo factual o científico basado en la biología y psicología evolucionista que acabe con el mito de que las únicas diferencias entre sexos son “culturales” y fruto de lo que comúnmente se llama “heteropatriarcado”.

 

Su principal mensaje es destacar que a las mujeres no les va peor en todo: “Hay evidencia de que tanto los asesinatos por parte de varones como la violencia sexual disminuyen en países con menos desigualdad y mayor índice de desarrollo humano”.

 

“En los 60 reclamábamos la libertad que tenían los hombres porque estábamos sobreprotegidas por los padres, la universidad, etc.”, insiste (la pensadora Camille Paglia, quien es una de las líderes feministas más reconocidas del mundo desde la eclosión del movimiento en los años 60.), contra el feminismo contemporáneo que buscaría, ahora, una sobreprotección por parte del Estado.»

 

Desde: https://cronicaglobal.elespanol.com/vida/feminismo-cientifico-igualdad_112412_102.html

 

Feminismo filosófico: «Esta tarea, principalmente de la historia de la filosofía, evidenció el prejuicio de asociación entre filosofía y masculinidad, demostrando que a lo largo de la historia han existido numerosas filósofas cuyo trabajo intelectual ha sido olvidado.

 

El feminismo filosófico se ha encargado también en sus orígenes de hacer una relectura de los textos clásicos de la filosofía a través del prisma feminista.

 

Una de las áreas de enfoque de esta actividad fue la de analizar los saberes producidos sobre la mujer y la feminidad. De acuerdo con los análisis hechos, se puede sostener que existe como constante en el corpus filosófico dominante la idea de que las capacidades de racionalidad, abstracción y universalización — atributos distintivos de la producción de conocimiento científico, teórico y filosófico — no le pertenecen “por naturaleza” a las mujeres, de manera que “naturalmente” las mujeres tampoco son aptas para producir ningún tipo de conocimiento relevante. Así es como tradicionalmente se les ha negado agencia epistémica a las mujeres, precisamente por los esfuerzos que se hicieron desde todas las áreas del saber para intentar justificar su inferioridad natural en relación con los varones (Maffía, 2007).

 

La epistemología feminista ha sido la disciplina que el feminismo filosófico conformó para poder estudiar los procesos de producción de conocimiento y sus sesgos androcéntricos y sexistas. Esta disciplina surge dentro del marco de la epistemología crítica, relevando la importancia de las variables de sexo y género en la producción del conocimiento.

 

Los estudios de la epistemología crítica, a partir de la década del 70 del siglo XX, desarrollaron enfoques capaces de expresar cómo es que la producción de conocimiento depende, no en menor medida, de factores externos a la propia práctica epistémica, y no se rige exclusivamente por valores epistémicos como los de la universalidad, la neutralidad y la objetividad.

 

La producción de conocimiento es una actividad que se enmarca en una red de instituciones que hacen a lo propiamente humano y no se encuentra aislada del terreno de lo político y lo cultural, de las dinámicas sociales de poder y de los sesgos provenientes de los lugares que ocupamos en el mundo. El caso de la producción de conocimiento filosófico, aún bajo los ropajes de la razón absoluta, no escapan a esta condición de producción.»

 

Desde: https://medium.com/@daniladebingen/qu%C3%A9-es-la-filosof%C3%ADa-feminista-bc4e50025860

 

Feminismo liberal: «El feminismo liberal es aquel que procura promover el reconocimiento y la aceptación de las capacidades de las mujeres en actividades y trabajos que se han asociado históricamente a los hombres. Se ocupa de promover leyes de inclusión que puedan favorecer la igualdad de oportunidades.»

 

Desde https://www.significados.com/tipos-de-feminismo/

 

Continuación de feminismo liberal: «En términos muy generales, el feminismo es un conjunto de movimientos políticos y teóricos que luchan por la reivindicación de las mujeres (y de otras identidades históricamente subordinadas) que tiene una historia de muchos siglos, y que ha pasado por etapas y transformaciones muy diversas.

 

Por eso suele dividirse en corrientes teóricas, que no suponen el fin de una y el comienzo de la otra, sino que, al haberse incorporado distintas experiencias y denuncias de contextos de vulnerabilidad con el paso de tiempo, el feminismo ha ido actualizando las luchas y los matices teóricos.

 

Después de la “Primera Ola” del feminismo (también conocida como Feminismo Sufragista), que abogaba por la igualdad de derechos, las feministas centraron la atención en cómo se construye nuestra identidad con base en las relaciones sociales que entablamos especialmente a través de la distinción entre el espacio público y el espacio privado.

 

La propuesta en este momento es que la reivindicación de las mujeres tiene que ver con nuestra incorporación a la vida pública, además de promover la igualdad legal. A esa corriente se le llama Feminismo Liberal.»

 

Desde: https://psicologiaymente.com/social/feminismo-liberal

 

Feminismo negro (afrofeminismo): «El feminismo negro toma en cuenta la particular situación de las minorías raciales, cuya discriminación y marginación social son agravantes de la condición de subalternidad de las mujeres afrodescendientes en el contexto de diversas sociedades. Este feminismo entiende que el racismo, además del patriarcado, tiene una influencia en el ordenamiento del poder y los roles de género.»

 

Desde: https://www.significados.com/tipos-de-feminismo/

 

Continuación de feminismo negro: «Considero apropiado matizar ciertos términos empleados en este trabajo, empezando por el mismo título, que contiene la palabra afrofeminismo. Se trata de otra manera de designar al feminismo negro, una corriente dentro del propio movimiento feminista centrado en las mujeres negras y en la opresión que sufrían. Por tanto, nos encontramos ante mujeres racializadas en todos los ámbitos de sus vidas que sufrieron una doble discriminación por el hecho de ser mujeres y negras.

 

Conviene también recordar que la palabra feminismo tiene inicialmente una dimensión
política que pronto se aplica a todos los movimientos sociales de resistencia y de lucha
por los derechos de las mujeres, de tal manera que aparece como un fenómeno histórico complejo, con múltiples corrientes que no pueden reducirse a manifestaciones
uniformes[2].
»

 

Desde:  https://addi.ehu.es/bitstream/handle/10810/43300/TFG_Medrano.pdf?sequence=1&isAllowed=y

 

Feminismo lésbico: «El feminismo lésbico revisa la naturalización de la normatividad sexual, específicamente de la heterosexualidad. Entiende que la naturalización de la heterosexualidad favorece el concepto de los roles sociales acordes al género. Por ejemplo, que las mujeres deben ocuparse de las labores del hogar mientras los hombres deben ser proveedores. El feminismo lésbico aplica el término de principios heteronormativos a esta concepción tradicional de los roles sociales por género.»

 

Desde: https://www.significados.com/tipos-de-feminismo/

 

Continuación de feminismo lésbico: «Las lesbianas tuvimos que confrontar a las diversas instituciones patriarcales que habían mantenido a las mujeres en la esclavitud y el vasallaje alrededor de cinco mil años, de ahí, la doble opresión: ser mujeres y rebelarnos contra la heterosexualidad obligatoria, o sea, contra la dominación de uno o varios hombres. Opresión a la que se sumaba el clasismo, si se pertenecía a la clase trabajadora; el racismo si se era de un pueblo originario o de color no blanco; y el colonialismo, si se pertenecía a los países sometidos al imperialismo, entre las más destacadas expresiones del sistema de dominación mundial: el patriarcado.

El movimiento de lesbianas comenzó dentro del movimiento feminista, nunca dentro del movimiento homosexual y mucho menos del gay como muchas y muchos autores han tratado de afirmar; emergió por la emancipación de las mujeres, no por “la liberación sexual” ni por los derechos homoeróticos y fue muy crítico contra el machismo y la misoginia de los hombres y las mujeres homosexuales, gays, lesbo-gays, glbt, glbttti y más adelante queer y de otros términos neoliberales. Paralelamente, se rebeló contra la heterosexualidad como cosmovisión del mundo, de la que partían las propias feministas heterosexuales.

Por tanto, la iniciativa de formar organizaciones lesbianas fue una respuesta, por un lado, a la negativa de las feministas heterocentristas de asumir al lesbianismo como parte del movimiento feminista y, por otro, contra el andro-falocentrismo, por tanto, misoginia de los hombres y mujeres homosexuales gays.

 

Las lesbianas feministas partíamos de la consigna: “el feminismo es la teoría y el lesbianismo la práctica”, ubicando al lesbianismo como la parte más radical de la lucha de las mujeres e, inclusive, como la vanguardia política de éstas y única posibilidad de abolición del sistema patriarcal. El lesbianismo, entonces, trascendía los márgenes de la sexogenitalidad y se proyectaba al campo político, inclusive, no sólo como un proyecto de vida para las propias mujeres sino como una propuesta de nueva organización social justa y equilibrada para toda la humanidad.»

 

Desde: https://conlaa.com/por-que-para-que-luchamos-las-lesbianas-feministas-decada-70-del-siglo-xx/

  

Feminismo cultural: «Engloba a diferentes tendencias que proponen el desarrollo de la mujer en el marco de una contracultura de lo femenino. Considera a la mujer moralmente superior al hombre, y ve en ella un vínculo con la naturaleza especial por su condición de madre.

 

NOTA: Hemos de aclarar que, sin embargo, antes de esta acepción, la expresión feminismo cultural hacía referencia al feminismo despolitizado.»

 

Desde: https://www.significados.com/tipos-de-feminismo/

 

Continuación de feminismo cultural: «Es la corriente del pensamiento feminista surgida del feminismo radical, que tiene como base teórica la existencia y la valoración positiva de la «cultura femenina». Al contrario del feminismo radical, que se centra en las estructuras de dominación de la mujer, el feminismo cultural se centra exclusivamente en las mujeres como grupo, en su forma particular de desarrollar su existencia y en la construcción de su identidad cultural. Según Alice Echols, el término feminismo cultural fue utilizado por primera vez en 1975 por la miembro del grupo Redstockings (uno de los grupos fundadores del movimiento de liberación de las mujeres de los 60, en los Estados Unidos) Brooke Williams, para describir una despolitización del feminismo radical.

 

Raquel Osborne explica el feminismo cultural frente al radical como una vuelta más en el reconocimiento de los valores femeninos de las mujeres y por tanto una deriva de los valores del feminismo radical, es como diría Adrianne Rich una resignificación de los valores femeninos. La opresión de la mujer deviene de la condición de género, el objetivo planteado es atacar el concepto de género. En todos los planteamientos sociológicos del movimiento radical en EE. UU. la consigna sería “El futuro será femenino o no será”.

 

El feminismo cultural realiza una crítica a la separación de lo público y lo privado, superado los problemas en estos ámbitos, crítica a la familia como bastión «lobbing» donde se genera la opresión.


Crítica a nivel personal de los valores masculinos que llevamos dentro, crítica a los heterosexuales no puedes luchar contra tu opresor si te acuestas con tu enemigo, crítica hacia el Rock porque las letras suponen el planteamiento de la mujer dependiente del hombre y finalmente crítica al modelo androcéntrico de la sexualidad basada en la penetración y coito, por supuesto crítica a «la pornografía y la prostitución».

 

Desde: https://acoca2.blogs.uv.es/el-feminismo-cultural-estadounidense/

 

Ciberfeminismo: «Las ciberfeministas han visto en las nuevas tecnologías digitales (conexión en red) un potencial liberador que parte de su experiencia (práctica en el ciberespacio) y no del lamento de los pocos recursos con que cuentan. Según Wajcman la desvinculación de las mujeres de la tecnología también supone una desvinculación de los ámbitos de poder: ciberfeminismo como una reacción frente al pesimismo de los planteamientos de la década de 1980, que insistía en la naturaleza inherentemente masculina de la tecnociencia. En contraste con ellos, el ciberfeminismo subraya la subjetividad y la agencia de las mujeres, así como los placeres inmanentes a las tecnologías digitales (Wajcman 2006: 100).

 

Es importante entender que, si bien el ciberfeminismo es parte de una tercera ola del feminismo que pretende ir más allá de los roles de género, en la práctica, aún no podemos abandonar estas miradas porque la relación entre mujeres y tecnología parte de una sociedad que clasifica roles muy específicos. En este sentido si bien la tercera ola del feminismo plantea que el ciberespacio es un lugar en el que se puede superar las identidades de género, el cuerpo físico debate esa clasificación, la negocia, ya que el ciberespacio no existe sin su interacción con el mundo real.

 

Es cierto que el atractivo del ciberespacio para las ciberfeministas está en que pueden explorar nuevas posiciones discursivas, jugar más allá de dualismo de género. Sin embargo, es muy difícil escapar a la experiencia corporal por lo que el género sigue jugando un rol importante. "Al vincular género a tecnología, las perspectivas tecnofeministas añaden una nueva dimensión de análisis sociológicos sobre las diferencias de género y la desigualdad entre los sexos" (Wajcman 2006:175). Las tecnologías y su relación con la sociedad no han logrado un papel de transformación en las relaciones de género.

 

No todas las "activistas" se autodenominan ciberfeministas ya que este enunciarse para definir el activismo feminista en o con Internet es un proceso personal que conlleva una postura política.

 

Lo que importa es aportar para el cambio "utópico", contra lógicas de poder establecidas por la sociedad machista con poderes económicos, políticos, etc.»

 

Desde: http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1815-02762019000200003&lng=es&nrm=iso

 

Feminismo disidente: «El feminismo es un movimiento político y social que busca la igualdad de derechos entre los géneros, entendiendo que el género femenino se encuentra en una situación de desventaja frente al masculino. En ese sentido, existen varios tipos de feminismo que se derivan de diferencias intelectuales y culturales que persisten en el seno del movimiento.

 

Por otra parte, cada uno de los tipos de feminismo suele tener otros subtipos o corrientes dentro de sí, de allí que sea difícil cuantificar el número exacto de vertientes que tiene este movimiento.»

 

Desde: https://www.diferenciador.com/tipos-de-feminismo/

 

Continuación de feminismo disidente: «Esta corriente de pensamiento ha sacudido a la opinión pública estadounidense con las críticas lanzadas contra el pensamiento feminista.

 

Estas feministas disidentes muestran su desacuerdo con el feminismo establecido por haber traicionado la causa de las mujeres en su manipulación de la realidad. Señalan que muchas de sus investigaciones carecen de rigor científico y están imbuidas y demasiado contaminadas por la ideología feminista. Afirman que estas deficiencias de calidad se trasladan a los estudios de mujer de las universidades, cuyos contenidos están limitados por la censura de la corrección política feminista (Patai, 2003). Culpan al feminismo de haber creado un estado de alerta y crispación con la extensión de la definición de los conceptos de acoso y agresión sexual más allá del propio sentido común (Patai, 2003; Paglia, 2001; 1994; Sommers, 1994).

 

Le atribuyen también, estar promoviendo una nueva guerra de sexos que parecía enterrada y superada por el cine en sus géneros de ficción y comedia. Esta vez, el odio parece unilateral: del hombre a la mujer; las cargas morales están reducidas a dos papeles, el del verdugo (el hombre) y la victima (la mujer). Las consecuencias parecen ser el constante estado de temor y rencor de las mujeres y el desconcierto y la culpabilidad de los hombres.

Las feministas de la disidencia han roto un silencio contenido, con críticas que arremeten contra conceptos transversales del feminismo: la sociedad patriarcal, la dominación masculina, la violencia de género, etc. No tienen miedo en apuntar con su dedo hacia alguna de las teóricas más ilustradas y conocidas en el panorama no sólo nacional sino también mundial: Naomy Wolf, Susan Faludi, Gloria Steinem, Catherine McKinnon, Andrea Dworkin, Marilyn French, Shulamith Firestone, y una larga lista de mujeres que son de obligada referencia en cualquier curso feminista o de estudios de género.

Estas intelectuales intrépidas han reaccionado contra el mainstream feminista, en el nombre del espíritu libertario de los setenta y de una revolución sexual engullida por los fantasmas de fenómenos como las violaciones en las citas. Están preocupadas sobre todo por la pérdida de legitimidad de un movimiento que se encuentra sumido en una grave crisis de percepción por parte de la población femenina. Ésta no se considera feminista ni quiere ser identificada con las mismas, aunque sí tenga interiorizados los valores del feminismo y disfrute de los logros conseguidos por este movimiento.»

 

Desde: https://kolectivoporoto.cl/wp-content/uploads/2015/11/Leon-Mejia-Ana-Feminismo-Disidente.pdf

 

Feminismo provida: «El feminismo provida se pronuncia en contra del aborto al mismo tiempo que avala el resto de la agenda feminista. El feminismo provida argumenta que el principio de igualdad debe pasar por el respeto a la vida de los más vulnerables, lo que incluye a los no nacidos.  Asimismo, cuestiona las supuestas ventajas o conveniencia del aborto para la mujer. Sin embargo, esta corriente del feminismo no es reconocida por el movimiento feminista en pleno, ya que, para este, la obligatoriedad de sostener un embarazo en contra de la voluntad de la mujer reproduce la estructura del pensamiento patriarcal.»

 

Desde: https://www.significados.com/tipos-de-feminismo/

 

Continuación de feminismo provida: «Al movimiento que defiende los derechos humanos antes del nacimiento se le conoce como feminismo provida o feminismo por la vida, que contrario a lo que se cree y circula en redes sociales; no tiene como principios creencias religiosas.

 

El movimiento parte de una corriente feminista de los años 70, nacida en Estados Unidos y Gran Bretaña; que exigía a las autoridades garantías para la mujer embarazada.

Las feministas provida reconocen que la maternidad debe ser una elección libre, por eso luchan por la prevención de la violencia contra las mujeres, niñas y niños.

 

Del mismo modo, esta corriente busca que la maternidad no sea considerada como un obstáculo para que las mujeres puedan desarrollarse de manera profesional y plena.

 

El feminismo provida señala que las mujeres no tendrían que decidir entre ser madres o tener una carrera, si las autoridades trabajaran más en leyes que protejan tanto a las mujeres embarazadas como los derechos de la primera infancia.»

 

Desde: https://www.yucatan.com.mx/imagen/feminismo-provida-que-es-y-cual-es-su-lucha

 

 

 Conclusiones:

 

¿Puede serse simplemente feminista? Aparentemente, de acuerdo con lo anterior, no. He notado (infinidad de veces) como “amigas” de redes sociales tienen diferentes opiniones respecto a ciertos temas de publicaciones en Facebook, Twitter y/o Instagram y, que a pesar de que individualmente defienden y apoyan el feminismo, cuando se trata de temas en los que teóricamente deberían estar de acuerdo, no lo están. Ello no significa que no sean feministas, pero sí que pertenecen a corrientes diferentes, quizá corrientes que ni siquiera tienen nombre todavía, así que no se puede ser simplemente feminista; deben conocerse las tendencias y preferencias que se defienden y en las que se participan y, de ese modo, atenerse a una corriente en particular pues no existe el feminismo unificado, no existe el feminismo definitivo -y debería existir-.

 

Por otra parte, no debe caberle, a nadie, la duda que las mujeres deben -no solo por merecimiento, sino por derecho propio y el simple hecho de “ser”, por actitudes y aptitudes, agregado todo esto a los (casi inexistentes) derechos humanos- tener la misma seguridad, valor social, confianza y respeto respecto al hombre y viceversa, puesto que sus capacidades cognitivas, laborales, relacionales, sentimentales y físicas (aunque fisiológicamente esto sea más complicado), o cualquier otra capacidad que las mujeres poseen son equiparables a la de los varones. Lamentablemente esto no sucede así en muchos núcleos familiares, en muchos empleos y trabajos, en culturas, subculturas, sociedades, y países alrededor del mundo.

 

El movimiento por lograr una equidad entre mujeres y hombres está absolutamente justificado y es necesario, hasta para el hombre más machista.

 

Por desgracia este movimiento está mal encaminado, primeramente, por los políticos -sobra hablar de ellos, de su ética, de su moral y virtudes-, también por los medios de comunicación masiva, seguido de las redes sociales y, en tercer término, mal enfocada por las mismas feministas, ya como último factor (pero no menos importante) por las personas que se niegan a reconocer la equidad entre mujeres y hombres.

 

No tengo empacho en decir que todas las feministas (personas), son víctimas de lo mencionado en el párrafo anterior, por lo que encausan sus ideales a movimientos irrespetuosos para ellas mismas y la sociedad, sin que quienes lideran estos movimientos consideren (o sepan), siquiera, que están faltando a los principios de equidad, catapultando a la revolución feminista a una lucha muy probablemente vitalicia, de la que se ha generado ya un círculo vicioso que será difícil -aunque no imposible- de romper.

 

Se han alcanzado extremos absolutamente ridículos, como el modificar el lenguaje (pronombres, por ejemplo) para hacer partícipes dentro del total de la población humana a personas de diferentes tendencias sexuales y/o ideológicas. Entiendo la deuda histórica que debe “pagarse” a quienes y todos aquellos (que) han sufrido violencia, maltrato, han sido denigrados, segregados, señalados, excluidos, etc., y comprendo que el querer modificar el lenguaje es una expresión de rebeldía y una manifestación contra la opresión y fallas del sistema político-social-educativo en cuanto a derechos humanos se refiere, sin embargo el utilizar más pronombres con el propósito de modificar los existentes no deja de ser grotesco puesto que ello no garantizará nunca -como ha sido hasta hoy- que se cumpla el respeto y equidad entre todos.

 

Los movimientos “minoritarios” -específicamente- el feminismo y el colectivo LGBTTIQ han enfocado erróneamente sus esfuerzos por conseguir reconocimiento (que no debería faltarles) y equiparar sus derechos con cualquier persona heterosexual del planeta.

 

Reconocer el mal encausamiento del movimiento feminista resultaría en un avance importantísimo que, en primer y más importante lugar, haría entender a toda la población las razones de su existencia al unificar sus ideales, sin importar quiénes o cuántos estuvieran de acuerdo con ello; el conocimiento estaría presente.

 

El feminismo tiene tantas vertientes que han comenzado a contradecirse unas a otras. Entender los principios unificados y fin(es) del feminismo es, en definitiva, benéfico para todo ser humano.

 

Ciertamente el objetivo principal de cada una de estas vertientes del feminismo es el mismo ¿o no?, sin embargo, es notorio que, por mencionar pocos casos, las personas identificadas con el feminismo lésbico difieren de quienes consideran al feminismo cultural como el movimiento a seguir. Igual ocurre entre el feminismo transfóbico y el radical hacia el transfeminismo, o entre el feminismo disidente y el feminismo científico -de acuerdo con los textos citados anteriormente-.

 

Según el feminismo cultural ninguna mujer debería escuchar música rock, de hacerlo no es feminista.

 

Quien haya leído todas las definiciones y características de las ramas del feminismo aquí mencionadas, notarán que, sin excepción, hay incoherencias entre ellas y, esto ha generado que la lucha feminista por la equidad este tan deteriorado que se considere por gran parte de la sociedad mundial como algo infantil y fútil; minimizando el valor verdadero del feminismo. Las bases modernas de las corrientes feministas se establecen de tan diferente manera que llegan a conclusiones que refutan a otras corrientes que aparentemente desean dirigirse al mismo objetivo.

 

No hay un único movimiento feminista, sino muchos de ellos que, eventualmente, se conflictuarán -unos contra otros- rompiendo con la justa y muy añeja necesidad de crear una sociedad equitativa en cada aspecto.

 

Desde mi experiencia puedo asegurar que las feministas a quienes he inquirido no están dispuestas para explicar o esclarecer mis dudas genuinas respecto a la vertiente que recorre la feminista cuestionada. He preguntado en varias ocasiones a distintas personas sobre su pensar, y el resultado generalmente es silencio o, en el peor de los casos, violencia textual, sin el deseo de aclarar algo al respecto. He identificado en la mayoría de estos casos que ni estas personas tienen el conocimiento y/o certeza del porqué pertenecen al movimiento feminista ni de qué trata. No hay cooperación por parte de las feministas para ayudar a los hombres ignorantes al respecto a comprender completamente sus ideales y acciones (y ¿si lo hicieran, de qué o a cuál corriente feminista pertenecerían?), comportándose, en gran medida como los varones indispuestos a escuchar las razones del movimiento y eso transformará –o lo hace ya muy lentamente- al movimiento feminista en algo nefasto, tanto como el machismo y ello lo estaría condenado al fracaso; quiero pensar que nadie, en su sano juicio, desearía ese desenlace.

 

En respuesta a la pregunta que da título a este ensayo, ¿deconstruirse en pos del feminismo? En lo personal…

 

Por ahora… No quiero.

 

Por ahora…

 

¡Me es imposible!

 

Daniel Bonifaz Calvo Ibarrola

Primera versión: 14 de octubre de 2021.

Segunda versión: 28 de junio de 2022.



[1] Deconstrucción. femenino. Filosofía y teoría literaria. Desmontaje de un concepto o de una construcción intelectual por medio de su análisis.

[2] Martilla Quiza. “Feminismo y sufragismo: dos palabras históricamente desprestigiadas”, Sufragismo feminismo en Europa y América (1789-1948), Editorial Síntesis, Madrid, 2018, p. 13.