miércoles, 16 de enero de 2013

Sin título del 16 de enero de 2013.

Como una tormenta inesperada ella apareció, así la conocí, sin imaginarlo,
sin planearlo, sin siquiera desearlo, a veces la gente desea conocer a
alguien, hasta podemos evitar conocer personas de quien nos
han platicado, yo, yo simplemente no tenía idea de ella.

Era 1991, sus ojos verdes y cabello castaño penetraron tanto en mi
que hasta hoy sigo viéndolos, ¡esperen!… Sí, aún los veo.

Como un relámpago de la misma tormenta nos hicimos inseparables,
hasta que el nacimiento de una mala costumbre se dio en mi, la estupidez.

En el tiempo que estuvimos separados no dejé de soñarla, extrañarla,
desear que hubieran momentos nuevos entre los dos, pero eso no llegaba,
pasaron los años y no terminaba de culparme porque así fuera. Siempre me decía: La buscaré, la encontraré, le pediré perdón, será mejor que antes, pero no lo hice a tiempo.

Creo que no me atrevía a acercarme de nuevo por miedo al rechazo, nunca he sido miedoso (no cuando se trata de gente) y seguía pasando el tiempo, mientras más pasaba más miedo me daba y mientras más miedo me daba más tiempo pasaba… Así, hasta que 10 años después me atreví.

No puedo dar detalles de los eventos de hace casi 4 años a estos días, ni me atrevo a decir lo que le he confesado, no sería justo tampoco decir cosas que ella me ha dicho. Sí puedo declarar que me tardé mucho tiempo en entender lo que sus palabras y letras significan, todo lo que me dijo apenas tuvo repercusiones en mi, ahora ya entendí sus deseos y sentimientos, ahora se lo que quiere y puede, ahora se lo que no quería saber, me tarde en hacerlo pero no podía evitarlo más tiempo, aún así puedo asegurar que siempre estaré para ella, siempre, por cualquier razón, ella lo sabe y espero que lo recuerde, quiero asegurar que desgraciadamente…

No buscaba que las cosas fueran como antes, buscaba algo mejor entre los dos y eso es imposible, irreal, no es una historia con final feliz, es lo que merezco y lo que soy… Algo mediocre y molesto, pero eso sí, sí puedo presumir que…

Ella, con lo que ofrece, tiene, representa, aparenta y significa…
Es lo mejor que me ha pasado, y que ella me hace feliz.

Sus logros…
Su voz…
Su cuerpo…
Su risa…
Su fe…
Su razón…
Su historia…
Su tiempo…
Sus pasos…
Sus sueños…
Sus deseos…
Su miedo…
Su tristeza…
Su alegría…
Su ansiedad…
Sus esperanzas…
Sus bromas…
Su inteligencia…
Sus enfermedades…

Todo, todo y nada de lo que ella representa será nunca más algo que pueda creer que es mío, pero ella debe sentir, de un modo u otro que yo seré siempre y por completo de ella.



Danny
C.D.L.P.

16/01/12

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