De héroes nacionales a
tiranos emperadores.
El mismo discurso se ha
dicho en otras épocas, y quienes lo han hecho son aclamados, ahora, héroes
nacionales.
Trump
es nacionalista, promete defender a toda
costa a los Estados Unidos de América (yo no digo que sean sinceras sus
promesas; de un político no creo nada), aunque eso les cueste a otras
naciones.
La
gente se indigna por escucharlo, por leerlo, hasta por verlo, y al indignarse
gritan "¡Viva México!" o
"¡Viva Latinoamérica!",
que me consta; aunque las redes sociales indican que esas consignas nacionalistas suceden al rededor del orbe, sin entender
siquiera que eso... Eso mismo que ustedes gritan es
precisamente lo que Donald Trump dice que hará por su nación.
¿A
cuántos mexicanos no les hubiera gustado que el inútil y débil -pero muy traicionero-, Enrique Peña Nieto, hubiera dicho, por lo menos, lo que hoy dijo
Donald Trump en su designación oficial como presidente de EUA? ¡Seguramente hasta de orgullo, con la piel
de gallina, se hubieran levantado todos a aplaudir sus palabras!
¿Cuantos
no han deseado que sea su país el que le dé una "patada en los
huevos", "un susto", "una lección" al país del que
ahora creen tener el derecho de criticar, defender u ofender, por el “mal”
presidente que ellos mismos eligieron
y que estos, los Estados Unidos de Norteamérica, estuvieran a su merced?
¿Será
que pueden, ustedes los indignados nacionalistas, entrometerse en las
elecciones y decisiones de otra nación, pero si el presidente de esa nación
promueve "¡Hagamos grande a América otra vez!”, se sienten ofendidos? Así de ridículo es el asunto. Así de
obsoleto es el nacionalismo. Así de hipócrita es la gente. Así de crueles son
las patrias y el sistema.
¿Protestas?
¿Gente saliendo a las calles a manifestarse, incendiando coches, gritando
consignas contra el presidente? Las hemos visto en millares. No hay nada nuevo; cada cambio, cualquiera
que sea, tiene oponentes. La diferencia es que veremos unos cuantos días (ojalá
esté yo equivocado, y de eso surja algo más serio, grande, que se extienda a
todo el planeta), las manifestaciones civiles de un país poderoso, que mantiene a los medios de comunicación a sus pies,
pues vende; sabe bien cómo vender, y
para muestra la historieta cómica donde, para ocultar su estupidez, culpan a Rusia de haber manipulado las
elecciones.
La
gente en México se indigna porque Ford
cedió a las presiones de Trump, y entonces no invertirá en una nueva planta de
manufactura. ¿Es que acaso, nacionalista, la nación de la que te
enorgulleces, no puede mantenerse, sostenerse, o por lo menos ser la misma que
es actualmente sin la inversión de las grandes empresas norteamericanas? Y en
el caso de que sí pueda/pudiera, ¿por qué te indignas? Y si no puede, ¿aceptas
que tu nación sufre de una sería dependencia? ¿DÓNDE ESTÁ EL ORGULLO EN ELLO?
¿Cuánto
tiempo más tardarán en entenderlo? ¿Cuánto tiempo permitirán, nacionalistas,
que el destino de miles de millones de personas se concentre en unas cuantas?
No defiendo a Trump,
¡ni de broma!, no falta quien
interpreta mal las palabras, por ello explico otra vez que yo defiendo la
eliminación de la delimitación territorial; defiendo la unión social y la
globalización sin conveniencias económicas, particulares, empresariales o
imperiales; pero entonces, si debiera
seguir su lógica nacionalista respecto al "¡Viva México, cabrones!", de
la cual, orgullosamente me satisface presumir que me libre hace ya bastantes
años, ¿no debería darme gusto: 1.-
librarme un poco de los EUA, o, 2.- festejar que un nacionalista presidirá a la
nación más fuerte del mundo?
DBCI
¡Ni
patria, ni bandera! ¡Unión!
20
de enero de 2017.
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